Así que, aunque no se aproxime lo más mínimo al tipo de aficiones con las que me gusta rellenar mi tiempo libre, hoy me he dejado hacer por mi peluquera de toda la vida; de toda la vida de expatriado.
Les diré que, recién aterrizado en este pueblo de Alemania... del Este, una de mis vetustas compañeras de trabajo, de esas que semanalmente presenta en sociedad mechas y corte de pelo nuevo, me recomendó a su peluquera en nómina, y desde entonces, oigan, que siempre aprovecho mis viajes a "Spain-twelvepoints" para cortarme el pelo en El Corte Inglés.
No me dirán que el cartel no invita a entrar. Salón Christiane: Sus deseos nos la trae al pairo... |
Y es que dado el estilo, digamos que distinto, predominante por estos lares, la probabilidad de éxito es muy baja.
Así, a groso modo, les diré que las mujeres suelen lucir unos cortes de pelo masculinos, llenos de mechas negras y moradas, y eventualmente con algunas zonas rapadas al cero.
Y la parte masculina residente lucen lo que viene siendo un corte de pelo, cómo les diría yo... corto por los laterales, largo por detrás, flequillos imposibles -a veces de viento lateral, otras de Obelix- pero sobre todo con muchos muchos trasquilones. Deben de ser tendencia.
Total, que con semejantes antecedentes, un buen día decidí sentarme en el sillón de la peluquera recomendada:
- Guten Tag, ¿cómo le gustaría el pelo? (lo del usted lo llevo fatal. Denota que ya no paso por jovencito).
- Guten Tag. Na ja, algo standard (ingenuo de mi). Por detrás y por los laterales corto con maquinilla, y el resto igualado con tijera, pero sin escalones y todo muy normalito.
Todo esto, ya saben, en el idioma de Goethe, así que vaya usted a saber qué parte no entendió, o mejor dicho, qué parte entendió... Desde luego ésa, mi primera vez, salí de la peluquería escandalizado y con un maravilloso escalón diferenciador entre el corte a maquinilla y el corte manotijeras. Desde entonces, las situaciones sólo han ido a peor:
- Las patillas las quiere cortas, ja?. Y antes de que pudiera contestar con mi fluido alemán -todavía sigo sin saber cómo se dice patilla en alemán- las mismas habían desaparecido del todo. -¡Super! ¡A esperar a que vuelvan a crecer!
- Usted, ¿se tiñe el pelo? ¿qué tono de negro usa?. Resulta que la aprendiz de peluquera, exposición viviente de tatuajes, nunca antes había visto un pelo tan negro. Les juro que no me lo podía creer. -Quién, ¿¡yo!? ¡¿teñirme el pelo?! ¡Mierda de tatuajes que te has pintado en los brazos! ¡Neinnnnn! A mis 37 añitos, ¡por favor!. Aunque la verdad, lo de las canas, no será por no tener antecedentes penales, digo familiares.
- Otro día, cuando me disponía a sentarme en el sillón de la verdad, ahí estaba el HOLA alemán abierto por la página donde había un reportaje sobre la familia real española. Oigan, que tiene su aquel, sentarse en una peluquería de un pueblecillo de Alemania... del Este, y de repente leerte un reportaje sobre la princesa Letizia. Esto se llama marketing personalizado al cliente o peloteo.
- Y la última ha sido la de hoy, que he llegado con el modo parlanchín activado, y me ha dado por hablar del tiempo y sobre cómo le iba el negocio a mi querida peluquera. A colación, dada la corta duración de sus respuestas, he enlazado la conversación con las comuniones en España y el consecuente negocio boyante de las peluquerías en mi país natal durante el mes de Mayo. Mientras le soltaba el rollo, me he quedado pensando. - Pero ¿Luthero incluyó las comuniones en su traducción interpretativa de la Biblia? Yo veía que la mujer no me hacía mucho caso y continuaba con su lenta técnica de mano-tijeras, así que una de dos: o no me ha entendido, o ha pasado absolutamente del tema y me ha sonreído por educación. -Pues a mi me resultaba bastante interesante el tema de conversación.
En fin... que ya ven lo bien que me lo paso. Ah! y como denominador común, todas mis visitas al salón Christiane terminan siempre con la misma pregunta:
- Gefällt es Ihnen? ¿Le gusta?
- ¡Sí!, Bueno, bueno... me encanta. Muy corto y fresco.
Y en el momento que piso la calle, empiezo a contar las semanas que faltan para mi próxima visita a España.
Total, que nuevo look, y con un montón de temas acumulados para contarles. De momento, este fin de semana hemos disfrutado del clásico de la temporada: El Sommergewinn. La victoria del verano sobre el invierno. Ya les contaré en detalle la semana que viene porque, de verdad, el tema tiene su guasa. El pueblo se para ante semejante acontecimiento, o más bien diría yo que se reactiva, porque todo el mundo se lanza a la calle a lucir sus mejores cortes de pelo.
Pero ya les contaré. Hasta entonces... a pasar buena semana.
¡Porque ustedes lo valen!
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