s. XV: Isabel, the first of Castilla financió (y ya sabemos hoy en día de la importancia de disponer de una buena fuente de financiación) todas las expediciones o aventurillas de Colón y los diversos navegantes, con el consecuente descubrimiento, colonización y expolio de América, deplorable moralmente, pero que convirtió al nieto de los Reyes Católicos, Carlitos I -hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, éste último hijo del archiduque de Austria- en heredero de todo un imperio:
- De su abuelo materno, Fernando el Católico, se llevó toda la Corona de Aragón (condados catalanes ya incluidos) y toda la Corona de Castilla junto con América, ya que su abuela Isabel, 'the first', ya había pasado a mejor vida, y su madre Juana la Loca estaba recluida en un monasterio (recomiendo la película de Vicente Aranda).
- De su padre, Felipe el guapetón, heredó los Países Bajos. Se pueden imaginar a Carlitos en plan 'fumetas' por los canales de Amsterdam...
- De su abuelo paterno, Maximiliano, se llevó todo el Sacro Imperio Romano Germánico, que se dice pronto. Como anécdota, les contaré que lo que a los 'españolitos' nos suena a chino, a los 'alemanitos' les suena a español... Después de este relato histórico, se pueden imaginar porqué.
Vamos, que Carlitos I de España y V de Alemania, sí, el mismo que jugaba a perseguir a Luthero mientras éste se escondía en el castillo 'Wartburg' de mi pueblecillo de Alemania...del Este, era todo un partidazo! Si es que el mundo es un pañuelo...
Para bien o para mal y, una vez más, sin querer hacer juicios morales, la España de esa época creció y se expandió por buena parte de Europa -hoy en día nos seguimos expandiendo por Europa, pero de otra manera-, viviendo unos siglos de oro del denominado imperio español, en los cuales me imagino que todos se beneficiaron, condados catalanes incluidos.
Pero allá por los s. XVIII y XIX -viva la precisión de mi relato- la cosas se empezaron a poner feas, en parte por la avaricia y mala gestión de unos cuantos reyes, y en parte por el destino caprichoso que así lo quería escribir:
Carlitos the second, el Hechizado, -hoy en día sería estéril- murió sin descendencia -a buena hora- y se lió, una vez más, la marimorena esta vez en forma de Guerra de Sucesión Española. Todo el mundo tenía algún familiar que podía optar al trono. Aquí resurgieron de nuevo las desavenencias entre la antigua Corona de Aragón, que preferían mantener la tradición de los Habsburgo -recuerden, por Felipe I el Guapetón-, y Navarra y Castilla que preferían a los Borbones. Éstos últimos fueron los que al final se llevaron el pato al agua en la persona de Felipe V -el de la Leti será Felipe VI-.
Al final, todo quedó firmado en el Tratado de Utrecht que cambió el mapa político europeo y separó definitivamente el Sacro Imperio Romano Germánico de España. En este tratado también cedimos Gibraltar. ¡Menudo tratado de mierda!
Años más tarde Napoleón, que parece que no tenía suficiente con la mega expansión de su galo país, se decidió a cruzar los Pirineos esquiando. Naturalmente estalló la Guerra de la Independencia para darles una patada en el culo a los franceses; viva Agustina de Aragón! y viva Goya!, que por suerte, se dedicó a pintarlo todo. Ccambio lámina de piedras del IKEA por "Los fusilamientos del 3 Mayo".
Y como guinda al pastel, nuestras queridas y exprimidas colonias, México incluida, se empezaron a cansar de tanto expolio y nos dieron la patada en el culo. La última colonia americana que perdimos fue Cuba en 1898.
Todo esto me imagino que desgastó, y mucho, al extinto Imperio Español y casualidades de la historia o no, es a finales del s. XIX cuando empieza a tomar forma política el movimiento nacionalista catalán, tan en boca de todos últimamente en mi querido país. Si tienen razón o no, pues no lo sé. En realidad, la historia depende de cómo se cuente y de cómo se quiera escuchar. Así que yo me he tomado la libertad de contársela de esta manera, y vaya usted a saber cómo la han leído ustedes, queridos lectores surrealistas.
Ya ven, me he pulido siete siglos de una tacada. Espero que no haya ningún purista historiador leyéndome en este momento.
Pero lo importante, como les adelantaba en "I love Cataluña", es que independientemente de ideologías políticas, uno le tiene un cariño especial a esa preciosa tierra, donde he pasado tantos y tantos veranos desde mi más tierna infancia (ahora ya no estoy tan tierno). Adoro Cataluña y sus gentes, creativos y emprendedores, en especial una persona con la que compartí una época muy importante de mi vida en esta preciosa playa.
Y yo me pregunto, sentado ahora mismo en mi sofá con una copa de vino tinto húngaro en la mano, vaya usted a saber quién me lo regaló, y como siempre, intentando sobre todo mantener una visión inexacta y daltónica de lo que sucede en el mundo, ¿no es mejor luchar juntos para salir de las dificultades? Cataluña ya es libre, por suerte y esfuerzo de muchas personas, mantienen su cultura, su idioma, su pasado, igual que tantos otros lugares del conjunto de España. Y a mi personalmente me encanta esa variedad cultural tan rica de mi país, pero no puedo entender que haya gente que quiera aprovecharse de ello para su enriquecimiento personal.
'Sisplau', mantengamos nuestro legado histórico, aprendamos de nuestros errores, y luchemos juntos para seguir creciendo... Ésta es la humilde opinión de este 'españolito' perdido en algún lugar del antiguo SIRG (Sacro Imperio Romano Germánico).
Pero como al final esto no depende de mi, que cada uno sea feliz como le venga en gana, como en su día lo fueron la Petro y el Ramón, que allá donde estén, seguro que siguen tocándose la mano de manera sutil...
Hasta la próxima!
Para bien o para mal y, una vez más, sin querer hacer juicios morales, la España de esa época creció y se expandió por buena parte de Europa -hoy en día nos seguimos expandiendo por Europa, pero de otra manera-, viviendo unos siglos de oro del denominado imperio español, en los cuales me imagino que todos se beneficiaron, condados catalanes incluidos.
Pero allá por los s. XVIII y XIX -viva la precisión de mi relato- la cosas se empezaron a poner feas, en parte por la avaricia y mala gestión de unos cuantos reyes, y en parte por el destino caprichoso que así lo quería escribir:
Carlitos the second, el Hechizado, -hoy en día sería estéril- murió sin descendencia -a buena hora- y se lió, una vez más, la marimorena esta vez en forma de Guerra de Sucesión Española. Todo el mundo tenía algún familiar que podía optar al trono. Aquí resurgieron de nuevo las desavenencias entre la antigua Corona de Aragón, que preferían mantener la tradición de los Habsburgo -recuerden, por Felipe I el Guapetón-, y Navarra y Castilla que preferían a los Borbones. Éstos últimos fueron los que al final se llevaron el pato al agua en la persona de Felipe V -el de la Leti será Felipe VI-.
Al final, todo quedó firmado en el Tratado de Utrecht que cambió el mapa político europeo y separó definitivamente el Sacro Imperio Romano Germánico de España. En este tratado también cedimos Gibraltar. ¡Menudo tratado de mierda!
Años más tarde Napoleón, que parece que no tenía suficiente con la mega expansión de su galo país, se decidió a cruzar los Pirineos esquiando. Naturalmente estalló la Guerra de la Independencia para darles una patada en el culo a los franceses; viva Agustina de Aragón! y viva Goya!, que por suerte, se dedicó a pintarlo todo. Ccambio lámina de piedras del IKEA por "Los fusilamientos del 3 Mayo".
Y como guinda al pastel, nuestras queridas y exprimidas colonias, México incluida, se empezaron a cansar de tanto expolio y nos dieron la patada en el culo. La última colonia americana que perdimos fue Cuba en 1898.
Todo esto me imagino que desgastó, y mucho, al extinto Imperio Español y casualidades de la historia o no, es a finales del s. XIX cuando empieza a tomar forma política el movimiento nacionalista catalán, tan en boca de todos últimamente en mi querido país. Si tienen razón o no, pues no lo sé. En realidad, la historia depende de cómo se cuente y de cómo se quiera escuchar. Así que yo me he tomado la libertad de contársela de esta manera, y vaya usted a saber cómo la han leído ustedes, queridos lectores surrealistas.
Ya ven, me he pulido siete siglos de una tacada. Espero que no haya ningún purista historiador leyéndome en este momento.
Pero lo importante, como les adelantaba en "I love Cataluña", es que independientemente de ideologías políticas, uno le tiene un cariño especial a esa preciosa tierra, donde he pasado tantos y tantos veranos desde mi más tierna infancia (ahora ya no estoy tan tierno). Adoro Cataluña y sus gentes, creativos y emprendedores, en especial una persona con la que compartí una época muy importante de mi vida en esta preciosa playa.
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Calella de Palafrugell. No se puede tener más encanto... |
Y yo me pregunto, sentado ahora mismo en mi sofá con una copa de vino tinto húngaro en la mano, vaya usted a saber quién me lo regaló, y como siempre, intentando sobre todo mantener una visión inexacta y daltónica de lo que sucede en el mundo, ¿no es mejor luchar juntos para salir de las dificultades? Cataluña ya es libre, por suerte y esfuerzo de muchas personas, mantienen su cultura, su idioma, su pasado, igual que tantos otros lugares del conjunto de España. Y a mi personalmente me encanta esa variedad cultural tan rica de mi país, pero no puedo entender que haya gente que quiera aprovecharse de ello para su enriquecimiento personal.
'Sisplau', mantengamos nuestro legado histórico, aprendamos de nuestros errores, y luchemos juntos para seguir creciendo... Ésta es la humilde opinión de este 'españolito' perdido en algún lugar del antiguo SIRG (Sacro Imperio Romano Germánico).
Pero como al final esto no depende de mi, que cada uno sea feliz como le venga en gana, como en su día lo fueron la Petro y el Ramón, que allá donde estén, seguro que siguen tocándose la mano de manera sutil...
Hasta la próxima!