* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

viernes, 22 de marzo de 2013

Gut Ei, gut Ei und Kikiriki!

Ya me perdonarán mis queridos lectores surrealistas, pero hoy debo confesarles un secreto. Resulta que, entre lo que vivo, lo que escribo, y lo que publico en mi querido e indiscreto blog, en realidad hay un desfase en el tiempo bastante considerable. ¿Cómo se han quedado? No creo que el secreto cambie sus vidas, pero bueno, uno se queda más tranquilo con la verdad por delante, así que allá vamos:

Érase una vez, en los albores del mes de Marzo del año 2013, con el sol todavía oculto tras la nubes, y las mismas no dando tregua a una pequeña aldea de Alemania... del Este, cuando todos sus habitantes decidieron ponerse de acuerdo, embutirse en sus mejores galas invernales y lanzarse a la calle a celebrar el 'Sommergewinn'.

El 'Sommergewinn' es la gran fiesta de la primavera, que siempre tiene lugar tres semanas antes de Semana Santa, y en la que se recrea la victoria del sol sobre el invierno. Anda que no tiene guasa el asunto!

Y digo yo, ¿pero dónde está la primavera?, si las nubes no paran de descojonarse de nosotros lanzando más y más nieve! Hay mañanas en las que ya ni limpio el camino de nieve hacia el tractor, y mucho menos la acera de la calle y, resignado, me voy a trabajar pensando para mi 'selbst':

-Si me ponen multa, la pago, pero no vuelvo a trabajar de quita-nieves-. 

Se supone que en esta época del año, los osos dejan de invernar; la menta vuelve a crecer en el jardín; los quita-nieves cogen el relevo de  los osos; los corta-césped empiezan a aflorar (no sé qué actividad extra escolar me produce menos satisfacción y mayor cansancio); los pajaritos quedan con sus ligues en las repisas de las ventanas a las 6am y se ponen a marujear sobre sus últimos vuelos, mientras los primeros rayos de sol atraviesan las persianas inexistentes y la población se despereza.

Se supone..., porque de momento, de lo anterior, 'nichts' de 'nichts'. Aquí seguimos con el gorro y los guantes puestos y, claro, nadie se ha montado en la noria! Pobres feriantes nómadas, seguro que han abandonado mi querido pueblecillo de residencia, acordándose del amigo Murphy en todas sus oraciones....

Durante mi intenso período de expatriado, uno ya ha vivido una no, dos de estas fiestas primaverales, y les puedo asegurar que mi grado de sorpresa todavía no ha alcanzado la tolerancia superior. A veces hasta me pregunto a mi 'selbst' ¿no seré yo el surrealista viviendo en un mundo normal?

En fin, les pongo los hechos sobre la mesa, o sobre sus pantallas, y ustedes juzguen:

Salen unas carrozas, más cutres que las del Helau, Helau, y todo el pueblo se pone a gritar a lo Fuenteovejuna y de manera muy repetitiva: "Gut Ei, gut Ei, und Kikiriki!", o traducido al relincho de Rocinante, "buen huevo, buen huevo y kikiriki!" 

-Pues hala, venga, buen huevo, buen huevo y kikiriki...!!- pero grítenlo con intensidad que sino la invocación no funciona.

En la cabalgata hay tres grupos predominantes: Los que van disfrazados de clásicos, en recuerdo de Bach que nació en este lugar; las omnipresentes majorettes, que mueven el palito a su bola; y los germanos originales de la antigua Edad Media, que beben cebada fermentada como si estuviera en peligro de extinción. Todos acompañan al séquito de la reina del Sol y del rey del Invierno, que, no olviden, son los protagonistas de la excursión, perdón, de la cabalgata.

Les dejo una muestra fotográfica sin comentarios, para que vean que este españolito no se inventa nada, y ustedes mismos valoren. En cualquier caso, como uno es muy respetuoso, y las tradiciones son para respetarlas, ésta no será menos.










Al final del recorrido, reina y rey se encuentran, se lanzan los trastos a la cabeza con hermosas palabras de reproche, arde una rueda de no sé qué, y todo termina, paradójicamente, con la reina del Sol llevándose la victoria por un contundente 6/0-6/0... Pues nada, a echarle un poco de imaginación y, que viva la primavera!, quiero decir, gut Ei, gut Ei, und kikiriki!

Les diré que todos los que han tenido el privilegio de ver el espectáculo en directo, y he recibido varias visitas españolitas muy apreciadas, no han vuelto a ver el mundo de la misma manera. Así que, piénsenlo dos veces antes de dejarse caer por estos lares, que sé que en estos mismos momentos, muchos de ustedes se han lanzado a buscar vuelos a Frankfurt... (recuerden que lo veo todo a través de Lola).

Los que ya vivimos por aquí, para celebrar la llegada de esta particular primavera, por llamarla de alguna manera, ya hemos hecho nuestra primera mega paella en el jardín. Sí, coges el quita-nieves, haces un caminito hacia el centro del jardín, plantas un fuego, pones la paellera y hale, si no sale el sol, te lo imaginas. Ya conocen el secreto de mis paellas, y de la importancia de rodearse de gente positiva. Y, como según nuestro querido y últimamente abandonado sabio refranero popular español, donde comen 10, comen 20, o algo así, pues eso mismo hicimos en mi querida villa, con toda la panda de Erfurt, que son como una fuente inagotable de energía positiva. Ya ven, hay solución para todo. Querer es poder.



Empezamos el post en los albores de Marzo y me pillan a punto de irme de vacaciones a Spain, a ver a la family, que son mi auténtico sol.  Estoy que no quepo de gozo en mi 'selbst'. Pero no se preocupen, que en breve regresaré a éste, nuestro querido pueblecillo teutón, y seguiremos disfrutando juntos.

Feliz Semana Santa y... sean buenos, o no, como gusten.

Habemus Paco!

martes, 19 de marzo de 2013

Los Alpes: Salecrem

Continuando con nuestra particular andadura por Los Alpes, les invito a tele-transportarnos todos juntos a Suiza, en concreto a la pequeña localidad de Chur. En este lindo pueblo alpino, muy cerquita de Maienfeld, sí, la localidad que vió saltar y correr a Heidi (por lo menos en la cabeza de su autora Johanna Spyri), tuvo lugar mi segundo y surrealista SW (Skiing Weekend), pero esta vez sin Management y sin el Teufelcillo y San Pedro.

Todo surgió así: Mi mexicana favorita -¿se acuerdan de los padrísimos con la mega terraza en Erfurt?- me comunicó que se iba a esquiar a Suiza con unos amigos. Este españolito tuvo el típico ataque de Google Maps en el último 'Minute' y descubrió que el destino alpino en cuestión se encontraba, y se sigue encontrando, a mitad de camino entre mi querido pueblecillo de residencia -espero que a estas alturas del blog, ya sepan todos ustedes dónde vivo- y un pueblucho costero de Italia donde, caprichos de Murphy, tenía que desplazarme por motivos de trabajo.

Esta vez no fue necesario el típico 'brainstorming' interno con uno 'selbst' para analizar pros y contras. Vivan las decisiones impulsivas: esquís, carretera y manta.

Imagínense las vistas desde el parapente. Espectacular!

El viaje laboral OK, gracias, pero lo mejor estaba por llegar. De regreso de Italia, me di un auténtico baño de glamour en Milán por la mañana; comí a orillas del lago Como al mediodía; y dormí en un precioso hotel con encanto en Lugano por la noche. Google Maps, I love you!

Milán: Galleria Vittorio Emanuele II (primer rey de Italia)
Callejeando por Milán. Tranvía siglo XXI
Lago de Como: 146km2 de extensión y 416m de profundidad. 
Lugano: Hubiera parado el tiempo viendo este atardecer.

El sábado por la mañana por fin aterrizaba en Chur, casi con los esquís puestos, y listo para dejarme deslizar por las laderas de la muy recomendable, aunque cara, estación de Laax. Qué felicidad!

Mi teoría sobre la órbita solar tiene excepciones, y Chur debe de ser una de ellas, porque el Astro Rey nos acompañó durante todo el fin de semana, de principio a fin, y ya de paso nos regaló unos cuantos rayos en máxima perpendicularidad. Esa caricia natural del sol en la piel no se paga ni con todos los "euros, euros, dubidú" que pueda haber, legal o ilegalmente, en los bancos suizos. Bueno, realmente sí se paga, que las agencias de viaje viven de ello, y la economía española, en parte, también.

Este españolito, que todavía sigue luchando a día de hoy con el idioma de Goethe, tuvo que aguzar bien los oídos para entender el mugido de las vacas suizas. Nunca olvidaré a ese camarero autóctono que, al pedirle un simple café, nos replicó con un: ¿Salecrem o Salecram ? -pues me lo ponga con Salecrem, por ejemplo- y mi mexicana favorita con cara de: ¿Pero qué nos ha dicho? 

Esquiamos de lo lindo, como niños con botas nuevas, pero como se podrán imaginar ustedes, queridísimos lectores surrealistas, no estuvimos solos. Nos acompañó el omnipresente esquiador alpino por excelencia: 'Willy', alias el Peras, en esta ocasión también jaleado por su amigo 'El Petacas'*.

* 'El Petacas': 3/4 chocolate, 1/4 ron.

Entre 'El Petacas' y 'El Peras' acabamos con un grado de felicidad tal que, claro, no había manera de enlazar dos giros seguidos, a la par que mi mexicana favorita, mega flor rosa en el casco, gritaba dulcemente aunque con un leve grado de desesperación: Espérenme, espérenme, por favor!

Si beben, no conduzcan, y por la famosa ley de la extrapolación.... si beben, no esquíen.

Una panda de Willies
Ambientazo en la cumbre de la estación.

Una beautiful snowboardista que me encontré por las pistas
Un zumbado que no paraba de bailar y de moverse like Jagger...

Por la noche, nos mezclamos con la juventud divino tesoro suiza, y nunca olvidaré esa abuela ebria que pasaba por ahí y decidió tirarme un cubo de basura, como lo oyen, mientras pedíamos el Kebab más caro del mundo mundial. A la abuela, le recomendé educadamente que dejara de ingerir alcohol, pero creo que no me hizo mucho caso. Seguro que sus riñones siguen a día de hoy negándose a trabajar.

En fin, que fue un SW divertido e inolvidable, y aunque ya hace un año de esto, he querido sacarlo del baúl de los recuerdos y compartirlo con todos ustedes.

Próximamente, concluiremos el recorrido alpino desplazándonos todos juntos al sur de Alemania, Oberstdorf, donde recuperaremos a dos personajes estelares (Oscaaaarrrrrrrrrrrrrrr!!!!), y tendremos alguna incorporación sorpresiva. Así que 'stay tuned'.

Entretanto, cuídense y ya saben, en caso de duda, no se compliquen demasiado...

Salecrem!

sábado, 16 de marzo de 2013

Honky Tonk

Superado el trauma del traumatólogo, valga la redundancia, y del agujaco que agredió a mi ocupa muscular, la vida continuó su curso normal, como la nieve que se deshiela en el riachuelo; por lo menos en el resto del mundo, porque por aquí parece que no tiene mucha prisa.

Mi teoría es que la Tierra, durante su desplazamiento por la órbita solar, se ralentiza en la zona del invierno, y claro, luego tiene que acelerar el ritmo en la parte del verano, para terminar el recorrido en 365 días. Además, el eje giratorio de la Tierra sobre si 'selbst' seguro que se ha torcido algún grado, los achaques de la edad, y por lo que sea, este nuevo ángulo no es el más adecuado para que a este pueblecillo le llegue, con máxima perpendicularidad, ni tan siquiera un rayo de Sol uo o o. Esta teoría, así, recién levantado y con un zumo de naranja en la mano.

Pero es que, créanme, casi es primavera y por estos lares seguimos disfrutando, con las reservas al mínimo, del invierno más oscuro y frío en siglos de humanidad. El césped sigue blanco, el cielo gris y ni un solo pajarito cantando en la ventana; anda que no son listas las aves migratorias...

En cualquier caso, pasemos de teorías, del riachuelo, del deshielo y de los pajaritos, y centrémonos en el evento que tuvo lugar hace dos semanas en éste nuestro pueblecillo de residencia: El famoso festival Honky Tonk. 

Para que se hagan una idea, el Honky Tonk es como un Rock in Rio en versión pueblo, o pueblucho, como ustedes quieran, pero concentrando en una tarde-noche. Cada grupo toca en un local distinto, propiamente adecentado para la Honky-ocasión y cada 45minutos hacen una pausa-Tonk, para que la people pueda cambiar de lugar. ¿Les apetece revivirlo juntos?



La carta musical constaba de 13 platos, pero por falta de tiempo material tuvimos que elegir cuatro de ellos, suficientes para animar a nuestro españolizado karma, algo rebotado últimamente con tanta oscuridad invernal. Conforme vayan entrando con su lectura en cada uno de los sitios, hagan click en la puerta, y déjense llevar:

1) Glockenhof (patio de las campanas)

Concierto de un grupo de Leipzig (Jamstreet), cuya cantante, entre Alanis Morrisette y Amy Winehouse, nos deleitó a pleno pulmón; sí, sí a pleno pulmón. Si hubiera habido un mando, habríamos bajado el volumen, pero como no lo había, subimos el volumen de nuestra conversación. Nada mejor que intentar mantener una conversación en alemán a gritos. Oye, hasta parece que sale mejor el acento alemán cuando gritas; pero no, todo es un mero efecto auditivo.

En cualquier caso, la vocalista del pleno pulmón, o pulmones, era buena de verdad, que uno entiende mucho de esto desde que fue a ver Carmen, ¿recuerdan?. La noche arrancaba bien y prometía sorpresas positivas. Nuestras caras empezaban a cambiar de gesto, dejábamos atrás una semana dura de trabajo y parece que conseguíamos 'honkytonizarnos'.

Pero pasaron los 45 minutos y nos recordaron que teníamos que cambiar de lugar. Pero qué prisas, con el frío que hace en la calle! Venga, pónganse los gorros y todos a la calle a pasar un poco de frío antes de llamar a la puerta del siguiente lugar.

2) Kaiserhof (corte del emperador)

Aquí nos encontramos con tres cubanos originales (Borincuba), vestidos de negro y con muchas cadenas doradas. Llegamos, y ahí estaba los pobres intentando infructuosamente animar el cotarro, mientras los alemanes, dispuestos en perfecto círculo, observaban detenidamente la actuación. De verdad, salvo contadas excepciones, mis queridos conciudadanos parece que tengan horchata en las venas!

Pero bueno, fue llegar los españolitos a la corte del emperador y nos lanzamos directamente al centro del círculo teutón. ¿Para qué esperar? Cuando has nacido en un país latino, la sangre entra en ebullición y por muy poca técnica que tengas, créanme, parece que hubieras bailado salsa toda tu vida. La emoción te embriaga y hasta acabas realizando el paso del cuello dislocado y/o desafiando a la mismísima fuerza centrífuga.

Al final, éxtasis total, con el resto de alemanes presentes rompiendo filas y lanzándose a bailar su paso doble particular. Pasados los 45minutos, y con el sudor todavía en le body, todos a ponerse el kit invernal y... cambio de pareja! digo, de concierto!

3) Thüringen Hof (palacio de Turingia)

Éste, los lectores asiduos del blog bien lo saben, es nuestro hotel favorito de los jueves, donde nos tomamos nuestra dosis semanal de fruta y verdura, gracias a los mojitos de fresa de Martin. En esta ocasión el lugar estaba lleno hasta la 'bander' y todo por una banda de Rock & Roll de los años 60 (Mister Twist). Pobre Martin Martin, acostumbrado a atendernos a nosotros y a cuatro 'Katzen' más, y esa noche no daba abasto, pero eso sí, manteniendo siempre su sonrisa educada permanente.

Del grupo rockero no les puedo contar mucho, porque la verdad es que sólo alcancé a avistar a lo lejos la gomina brillante de sus tupés. Había tanta Honky-people que no pude dislocar las caderas como me le hubiese gustado al Elvis que llevo dentro de mi 'selbst'.

He aquí el famoso mojito de fresas de Martin Martin (sin acento en la i).
Las 'cagarrutillas' de la derecha son nuts de wasabi, el complemento ideal.  

4) Cafe del Mar (café del mar)

Aquí llegó la magia. Éste era nuestro último destino de la Honky-noche y decidimos tomarnos un café-Tonk antes de batirnos en retirada a nuestros respectivos alojamientos. Pero ya saben, lo mejor siempre aparece cuando uno menos se lo espera (si es que tengo a Lola abandonada), y exactamente así sucedió en esta ocasión. Un pianista y un cantante (Cyrus&Jones) consiguieron arrastrarnos a su nirvana particular de melancolía, tranquilidad y buenas vibraciones. Se respiraba magia en el ambiente, sólo rota de vez en cuando por los gritos irrespetuosos de algún alemanito ebrio.

Las caras del pianista fueron, durante toda la noche, un poema difícil de desfrizar

Como estábamos en la fila cero, nos hicimos amiguitos de ellos, y acabaron dedicándonos una versión del clásico 'Bésame mucho', pero interpretado a dos voces con uno de los españolitos residentes. Y les aseguro, aunque a algunos de mis lectores les cueste creerlo, que en esta ocasión no fui yo. Vaya momentazo!  El bar se vino arriba, y todas las mesas jalearon al son del famoso Zugabe, Zugabe, Zugabe... (repetición de la jugada).

Ya ven, empezamos tomando un café y acabamos tomando un Amareto shower* detrás de otro, hasta las tantas de la madrugada.

*Amareto shower: 1/4 zumo naranja; 1/4 zumo limón; 1/2 Amareto

Para rematar la Honky-velada, les diré que acabé durmiendo, no debajo de un puente, sino en casa de otros españolitos residentes, que muy amablemente me hospedaron, ya que las llaves de mi villa decidieron quedarse en el rellano de la escalera, en lugar de en mi bolsillo. Puto Murphy, puto Murphy, eh!... pero oye, que nos quiten lo bailado, y nunca mejor dicho.

Y así damos por concluida la velada musical. Espero que la hayan disfrutado tanto como nosotros lo hicimos hace dos semanas. Aunque me imagino que el contexto de cada uno de ustedes será totalmente distinto, espero que la energía se haya ciber-transportado por igual a todos y cada uno de los sitios desde dónde mis queridos lectores surrealistas se encuentren leyendo en estos momentos estas cuatro líneas*.

Es la fuerza de la música!


* cuatro líneas: Quien dice cuatro, dice cien... Los posts se alargan solos.


domingo, 10 de marzo de 2013

Los Alpes: El Teufelcillo

Como el mundo está lleno de exitosas trilogías que han reportado suculentos beneficios a sus autores, este españolito, no se ha podido resistir a escribir una, eso sí, sin esperar nada suculento; como el Urdanga, que viva el altruismo, viva!

Aquí les dejo la primera parte de mi trilogía particular que, en un derroche de originalidad, he decidido denominar: Los Alpes.

Una imagen vale más que tausende palabras

Todo comenzó un frío, novedad, día de Noviembre de 2011. Como parte de una tradición casi centenaria de mi empresa en mi nuevo lugar de destino, se me invitó a participar en un MSW (Management Skiing Weekend) en Los Alpes, en plan team-building. Pero qué guay, qué chachi-piruli y fantástico. Como en las películas.

El sí no fue inmediato, que uno se hace mucho de rogar, y tuvo que hacer su selbst-brainstorming interno para analizar pros y contras, antes de mezclarse con el 'populacho' directivo recién conocido. Se pueden imaginar ustedes, queridos lectores surrealistas, la conclusión del brain-storming: Un día sí, al día siguiente no, después otra vez sí... y así sucesivamente. Al final, viva la diplomacia, me apunté al famoso y centenario evento alpino y allá que nos fuimos todos.

Stubaital 3000. Glaciar austriaco espectacular.

Esas peleas sutiles por sentarse en el mismo telesilla con el gran jefe, esos empujones finales, ese meto el stick para bloquear el paso, ese te abro la fijación de la bota y así me cuelo... Como diría la mujer de otro españolito residente, de lo que yo les cuente, la mitad no, un poquito menos, pero créanme que algo de ésto hubo. De esta manera empecé a conocer a la gente de verdad. Este españolito, con un grado de orgullo personal muy desarrollado durante sus bien llevados 36 años, pasó de todo y de todos, menos de dos personas y, como siempre, fue a su bola*.

* Según la RARR (Royal Academia del Relincho de Rocinante): Ir a su bola: Hacer lo que uno quiere independientemente de todo y de todos.

Las dos personas afortunadas, o desafortunadas, según se mire, fueron:

San Pedro, que de santo no tiene un pelo, y su novia, el 'Teufel-cillo', que de Teufel (diablo) no tiene un cuerno. Con ambos me reí 'ohne Ende', vamos, como diría el Buzz Light Year de mi sobrina, hasta el infinito y más allá...

San Pedro y el Teufelcillo me presentaron a Willy, dícese de un trozo muy sano de pera emborrachada en cierto licor de graduación veraniega (>40º), y adornado con una banderita de algún país europeo, aunque no vi ninguna de Grecia. Oigan, que Willy es un esquiador nato y se pegó todo el día con nosotros...

Tiempo regular, niebla, y mucha gente, pero como en los Alpes austriacos hay vida más allá del esquí, pues sinceramente lo pasamos pipa*.

* Según la RARR: Pasarlo pipa: Disfrutar al máximo de un momento presente mientras te comes unas pipas.

1) Apres-ski: Primera noche

El MSW estaba organizado al detalle, como los viajes del inserso, así que después del primer día de esquí, los participantes del evento alpino, como buenos alemanes, se retiraron a sus aposentos para llegar adecentados a la cena programada de las 19:00Uhr; ni un minuto más, ni un minuto menos. Como mis queridos lectores surrealistas son muy imaginativos, seguro que ya han adivinado quiénes fueron los tres elementos discordantes del grupo que se saltaron toda la programación...

Pues sí, San Pedro, el Teufelcillo y uno 'selbst', que nos quedamos en la estación de esquí haciendo compañía a Willy; pobre, no lo íbamos a dejar solo, y ya puestos pues bailamos todo lo bailable, que siempre es sano 'to move like Jagger...'

Inolvidable ese momento romántico entre San Pedro y el Teufelcillo, en el cual, este españolito que les escribe, se quedó bailando solo en mitad de la pista, cual chorizo colgado en proceso de curación, eso sí, mirando detenidamente el móvil que eso siempre da un punto de interesante. Pues oigan, que aparecieron de la nada tres personajes de Dresden -debieron observar mi momento Smartphone en curación colgante- y me invitaron a brindar con ellos en plan colegas de toda la vida, mientras duró el momento "I love you, I love you more" de mi querida pareja. Risas toda la noche, a más no poder.

Terminada la fiesta, regresamos en el último autobús de la tarde, claro está, junto con nuestros nuevos amigos de Dresden y, por supuesto, sin ni siquiera saber sus nombres. Yo creo que esa noche viajó con nosotros en el autobús el Ángel de la guardia del Teufelcillo, porque de repente gritó a pleno pulmón: Aquí!! Here!! Hier!! (no recuerdo bien qué idioma usó), pero los decibelios se oyeron justo en el momento y lugar adecuado, vamos, delante del hotel. ¡Aleluya, sólo íbamos a llegar unos 'Minuten' tarde a la cena!

Perdonen la imagen difuminada tomada por Willy... 

Las caras del resto de compañeros del MSW cuando entramos los tres descarriados en el comedor de la cena, con cierto grado de Willy-felicidad y con las botas de esquí puestas, quedarán para siempre en mi recuerdo.

2) Apres-ski: Segunda noche

La segunda noche fue sencillamente épica. Pero, como luego me tachan de enrollarme más que las persianas que no tenemos en Alemania, les diré simplemente que esa noche acabamos dominando el bar en todos los sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto, así que échenle imaginación. Y todo porque el dueño, austriaco de pro, pasó parte de su juventud en mi querido país de procedencia y sufrió el denominado efecto ¡viva España!, yo creo que algo potenciado por el grado etílico que alcanzó su sangre aquella noche.

En resumidas cuentas, que nos dejó entrar, literalmente, hasta la cocina. Si el día después se arrepintió o no, nunca lo sabremos...

¿Esquiar?, sí; ¿Team building con los compañeros del trabajo?, pues también; pero sobre todo, y gracias particularmente a la querida pareja discordante, diversión y mas diversión, que al final es de lo que se trata, ¿no les parece?. En realidad, todos llevamos un Teufelcillo dentro... and I love it!

Así comenzó la aventura de este españolito en Los Alpes. En el segundo capítulonos tele-transportaremos todos juntos a Suiza, con las vacas y sin cuentas bancarias...

Vayan preparándose!