* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

sábado, 26 de abril de 2014

Semana Santa 2: El taxista andorrano

... y continuó.

Mi maleta repleta y yo llegamos a Barcelona, ciudad de muy buenos amigos y desde donde normalmente siempre salen mis vuelos de regreso a Alemania. Esa noche pernocté en casa de mi querida amiga japonesa. Sí, zurda, de piel blanca y kimono. Pasamos toda la noche comiendo sushi bien cargado de wasabi y bebiendo un muy recomendable vino blanco: Viña Esmeralda.

A la mañana siguiente, de nuevo a unas graciosas horas matutinas, abracé a mi querida y dormida amiga japonesa y conseguí arrastrar mi cuerpo hasta un taxi. Me senté y balbuceé:

- Al aeropuerto por favor.

El buen hombre me pasó el periódico del día para que me entretuviera durante el trayecto pero, claro, como este españolito no puede estar mucho rato callado -pese al "porculero" de Morfeo- se me escapó un pensamiento.

- Se terminaron ya las vacaciones. Toca volver a mi querida Alemania.

Oigan, que sin quererlo había abierto la caja de Pandora.

- Afortunado tú que puedes abandonar este país de pandereta y de borregos. Ojalá me dieran a mi la nacionalidad de Andorra. Vendía todo y mandaba a la mierda a España y a todos sus políticos. Basta ya de tanto terrateniente andaluz viviendo de los impuestos catalanes. Tanto latifundio de marqueses y duques de pacotilla. Saltas la valla de una de sus extensas fincas y seguro que, si sales vivo del empitonado de un toro, te meten en la cárcel. ¡A la mierda tanto toro y tanta flamenca! Panda de vagos e inútiles. ¡Cómo va a haber dinero para invertir en trabajo, si se lo quedan todo los políticos y los cuatro duquesitos de tres al cuarto que no dan palo al agua! Ahora, ellos seguro que no van a la cárcel. Ya podían empezar a trabajar. Yo tengo a mi mujer y mis dos hijos en paro y sin perspectiva de poder trabajar. Este país es una mierda. ¡Anda ya, tanta tontería y tanta hostia! ¡Hasta los cojones!

De un plumazo se me había ido el sueño. En mitad del desahogo, le di la razón sobre la casta política española y, valiente de mí, se me ocurrió echar un poquito más de leña al fuego.

- ¿Pero entonces usted está de acuerdo con el proceso secesionista que ha iniciado Arturo Mas?  Sí, dije Arturo.

- Pues hombre por lo menos es un proyecto ilusionante. Pero claro, cuando alguien viene con alguna buena idea que pueda alterar el control del centro y de los Borbones, ya es malo. Históricamente Cataluña siempre ha sido una tierra rica de gente emprendedora y comerciante. Pero desde la Guerra de la Independencia catalana en 1714 -Guerra de Sucesión para otras editoriales-, nos invadieron los Borbones (Felipe V) y desde entonces sólo hemos ido a peor. ¡Qué asco por favor! Ahora, eso sí, cuando juega la selección española de fútbol animo como el que más.

Este españolito mantenía la compostura, pero interiormente no podía evitar estar partiéndome de risa. En ese momento me acordé de todos ustedes, mis queridos lectores surrealistas, y eché otro tronquito a la chimenea.

- Y usted, ¿de dónde es? porque percibo cierto acento andaluz.

- Yo soy de Extremadura pero inmigré a Cataluña hace muchos años. Aquí enseguida te das cuenta de que la gente quiere trabajar y no vivir del cuento. ¡Qué asco de país! Son todos asquerosos. Los del PP, los del PSOE... y ¿la Rosa Diez ésa? ¡Qué habla ella sobre Cataluña! Que se calle la boca. Si ella es de una tierra con unos fueros especiales y no aportan nada a las arcas del estado... Pero ya te digo, a mí que me den la nacionalidad andorrana y que se vayan todos a la mierda. ¿A qué terminal del aeropuerto vas?



Por favor, ¡qué momentazo!. No quería llegar al aeropuerto. ¿Ahora entienden por qué la nostalgia del expatriado dura muy poco?

- Pues nada, parece que no he necesitado leerme el periódico del día. 

El taxista andorrano me despidió pidiéndome disculpas por si en algún momento había dañado mi sensibilidad y yo me apeé del taxi pensando:

- No tranquilo, si tan pronto llegue a mi pueblecito de residencia en Alemania... del Este voy a plantar la bandera de España en el jardín. ¡Vivan las panderetas y las flamencas!

Pero el izado de banderas, acordado con mi vecino meses atrás ante la inminente llegada del mundial de fútbol, tuvo que esperar. Todavía quedaba por vivir una tercera etapa de mis inolvidables vacaciones de Semana Santa.

Volaba al norte de Alemania, al Ostsee, para celebrar el cincuenta cumpleaños de mi querida Königin von Oben (mi vecina de arriba).

Próximo destino: Malchin y su castillo fantasma.


viernes, 25 de abril de 2014

Semana Santa 1: Agua de procesiones

Cinco de la madrugada. Mis ojos entreabiertos consiguen cerrar una maleta a medio hacer. Con prisa y sin pausa salgo disparado calle adoquinada abajo. La hiper-actividad característica de este pueblo se percibe también en la proliferación de taxis a estas graciosas horas de la mañana. Hasta los pájaros duermen. Tras varios intentos telefónicos fallidos, decido tirar de piernas y despertar a todo mi vecindario con el ruido de la maleta rodante. No estoy dispuesto a perder el tren con destino a mi Semana Santa.

Objetivo logrado, y mi maleta y yo conseguimos llegar al aeropuerto de mi ciudad favorita: Frankfurt.

Lo de favorita es más que nada porque estoy en pleno proceso de visualización y necesito convencer a Lola para que, el día que me toque cerrar este blog, convierta esta Metrópoli en mi próximo destino.

Pero a lo que iba, que a este paso mis queridos lectores surrealistas me van a acabar llamando "el persianas". Me adentro en el avión y empiezo a percibir visual y auditivamente juerga en la parte final del mismo. Las seis últimas filas estaban copadas por adolescentes del colegio Jesuitas de Zaragoza (resulta que conocía a uno de ellos). Y sí, lo han imaginado bien, Murphy que siempre me hace el check-in online con mucho cariño, me había reservado el mejor asiento en el epicentro hormonal.

En fin, saltémonos los detalles del avión y volemos directamente a Zaragoza, que es de lo que les quería hablar hoy. 

Llegada a mi querida ciudad de origen entre abrazos y caras de felicidad. Aunque haya pasado mucho tiempo desde la alegría del primer reencuentro, las emociones no varían. Esos potrillos salvajes colgados al cuello cual koalas en la rama del árbol. Debo reconocerles que la inclinación de la rama del árbol es cada vez mayor; en parte por la edad acumulada de este españolito, y en parte, por el proceso natural de crecimiento de los potrillos salvajes, que hacen que la balanza se vaya desequilibrando.

¿Qué les decía yo de la rama del árbol?

Domingo de procesiones. Lunes de procesiones. Martes de procesiones. Miércoles de procesiones. Jueves de procesiones y viernes de "Tschüss".

Lo mejor, como siempre, el aderezo: manjares culinarios, familia, viejos amigos, nuevos amigos, reencuentros inesperados, pacharán familiar a medio hacer (como la maleta rodante), gintonics, tapas, vinos, paseos diurnos, nocturnos, sol, calor y... agua de procesiones.

Agua de procesiones: dícese del agua que compartes mientras paseas y disfrutas de las mismas.

En resumen, muchas risas y una semana para el recuerdo. Este blog ayuda notablemente al susodicho -el recuerdo-, porque Dora, oigan, se ha vuelto de un selectivo... Por momentos hasta se le olvidó que mi lugar de residencia estaba en un pueblo de Alemania... del Este. No vean qué bajón cuando, de repente, lo recordó todo.


Encuentro de la Virgen Dolorosa y Jesús camino del calvario.
Jesús Nazareno. Paso favorito de la madre que me parió.

Como despedida, comilona familiar en el hogar de mi "sister", familia política manchega al completo incluida. A mi cuñado le tenían que condecorar con una estrella Michelín. La comilona estuvo bañada con los mejores vinos de Aragón y La Rioja, los mejores Miguelitos de Castilla la Mancha, y el me-salto-el-año-de-maceración-porque-me-muero-por-probarlo pacharán familiar, hecho con las mejores endrinas del Pirineo Aragonés. ¡Riquísimo!

Con el estómago lleno, o más bien a punto de reventar, nos volvimos a abrazar todos en el mismo punto de la estación de tren que seis días atrás. Tocaba regresar a mi querido y famoso en el mundo entero pueblucho alemán. Esa auto-hidratación ocular controlada. Esas gallinas cutáneas alborotadas. Ese momento en el que casi me cargo con mi maleta rodante una puerta de cristal de acceso a las vías, al no poder dejar de mirar hacia atrás.

Y cuando ya te quedas solo sentado en el tren, comienza el centrifugado de recuerdos. El tren arranca y la mirada se pierde en el secano paisaje aragonés. En el reflejo de la ventana, la vida de un expatriado que avanza a toda velocidad...

La nostalgia pasa rápido, más que nada porque siempre ocurre algo nuevo que supera a lo anterior.

Y así fue...




viernes, 11 de abril de 2014

Sommergewinn 2014

¡Esto año sí, este año sí... este año sí! (léanlo en plan aficionado de fútbol).

Y es que, como bien anticipa el cántico popular, este año sí ha llegado la primavera en condiciones. De hecho, diría yo que incluso se ha tragado al invierno.

No sé si recordarán mis queridos lectores surrealistas el "Sommergewinn" del año pasado. ¿No? No me extraña, ¡hasta yo ando asustado con la de cosas que les he contado ya!. Les confieso que mi amiga Dora -amiga de Nemo que aletea en el océano de mi cerebro- recuerda muchas de las historias cuando las relee…

El Sommergewinn se celebra todos los años exactamente dos semanas antes de Semana Santa. Sí, los alemanes calendarizan la llegada del buen tiempo como todo lo demás, con antelación y exactitud. Luego ya la Madre Erde (Tierra para los hispano hablantes), como es lógico -y como ha quedado demostrado-, hace lo que le da la gana; yo creo que está compinchada con Murphy.

Total, que para tan esperada celebración, los vecinos de mi querido pueblo de residencia lanzan a los cuatro vientos unos gritos ininteligibles tipo: "gut Ei, gut Ei, und kikiriki". Se supone que animan al rey del invierno a dejar paso a la reina de la primavera. Oigan, una cosa de lo más surrealista. Uno pensaba que era para verlo una vez y no más Santo Tomás, pero no, ya llevamos tres veces y que Santo Tomás espere... Pasen y vean.

Sí, van con un gorro y un gallo en la cabeza.
El grito de guerra
La abeja maya y alguien más.
Dándolo todo con la trompeta.
Vivan los tatuajes medievales.
¡Qué llega la reina Primavera!
Reina y rey en mitad de la disputa. Que sepan que la gente abuchea al rey encadenado. ¡Serán crueles!

Hay quién confunde el "gut Ei, gut Ei, und kikiriki" del "Sommergewinn" con el "Helau, Helau"del carnaval. Menudos conceptos teutones les meto en el blog. El primero hace referencia al "buen huevo, buen huevo y kikiriki" que se supone que atrae los alimentos y fomenta la comunicación entre los animales de la granja (no me hagan mucho caso). Y el segundo hace referencia al "hola, hola" que ya estamos de carnaval. Pero, y qué más da uno u otro grito de guerra, si al final de lo que se trata es de animar el cotarro.

Cotarro: situación sosa e infumable donde un grupo de personas permanecen impertérritos e inmutables; algo muy típico por estos lares...

Pero como a los españolitos residentes nos da todo bastante igual, pues gritamos lo que nos da la gana y encima nos ponemos a bailar en la calle con nuestras gafas multicolor de chiringuito recién estrenadas. Y es que este año hasta tuvimos "Ibiza Ecke". En la esquina de un bar contrataron a un Dj y oigan... ¡ambientazo, ambientazo!.

El día después, y como muestra de agradecimiento a la reina Primavera le llevamos al altar, digo al grill, nuestras viandas más preciadas: longaniza del Maestrazgo y chorizo. No sé si la reina apreció la ofrenda, pero la comuna vecinal, este españolito y su invitada desde luego que lo hicieron. ¡Qué manjar!

Donde haya un buen chorizo y longaniza española que se quiten todas las Thüringen Bratwurst (menos mal que este blog no lo leen mis vecinos).
En fin, que después de tres primaveras perdido en este pueblecillo de Alemania... del Este, aquí seguimos, feliz como una perdiz. Les dejo este post -no olviden el desfase temporal de las historias que les cuento- y me preparo para disfrutar de una semana de vacaciones en mi querida "Spain-twelve points". ¡Qué rápido pasa el tiempo!.

Menos mal que las cremas de mi querida sister ayudan a ralentizar superficialmente el paso del mismo...

¡Feliz Semana Santa!


Lo mejor para el final: el oso y la tabernera


jueves, 10 de abril de 2014

Helga y la familia alpina

Se abre el telón: Aparecen dos dicharacheros jóvenes españoles -lo de jóvenes es por decir algo- entrando en un bonito hotel en mitad de los Alpes austriacos.

He aquí el hotel.
La entrada en escena de ambos españolitos, como no podía ser de otra forma, imagínensela a lo grande. Llegada a meta ligeramente tarde, hablando a todo hablar y riendo a todo reír, como si ambos personajes no llevaran seis horas juntos sentados en el mismo coche.

En la recepción del bonito hotel, con las tetas a punto de estallar, digo con los brazos abiertos, una joven austriaca les da la bienvenida embutida en un muy apretado corsé tirolés.

- Guten Abend. Tenemos una reserva a nombre del tío Gilito. Sí, procedente de España. Nada, aquí al lado. Que hemos venido a pasar el fin de semana. ¡Ah! por cierto, ¿no conocerá a Frau...  sí, la dueña del hotel y de los apartamentos?-

- Wer (quién)? Frau Helga? Sí, es mi suegra.- Respondió la tirolesa del canalillo escarpado y con una sonrisa difícil de descifrar.-

- Ja genau, Frau Helga, que no me venía el nombre. Anda, mira qué casualidad, así que ¿tu eres su nuera?. Pues le diga que somos los españoles que estuvimos aquí en Noviembre del año pasado. Sí, yo soy el del jamón. Seguro que me conoce.-

- Ach so...- Contestó ella de nuevo con cara de desdén mientras les daba la llave en señal de: ¡el siguiente!

El cansancio del viaje hizo que los españoles se batieran en retirada.

A la mañana siguiente, cuando los españoles se disponían a desayunar en una mesa con vistas que no estaba reservada para ellos, vino una amable mujer a decirles que en esa mesa no, que en esta otra. Ante esta degradación de mesa, los españoles decidieron, por aclamación dual, dejar el buffet libre temblando. Hasta se hicieron unos bocadillos de picnic para comer en plan domingueros durante la jornada de esquí. Porque claro, ¿para qué disfrutar de los espectaculares y panorámicos restaurantes que ofrece la famosa estación alpina, pudiendo comer unos bocadillos de salami, jamón y queso sentados al sol con una cerveza en la mano?.

Total, que en mitad del devastador desayuno matutino, a los españoles les dio por entablar conversación, cómo no, con la camarera del hotel -muy húngara ella- que tuvo que responder al típico cuestionario del tío Gilito. La pobre acabó confesando todos sus pecados y hasta se arrepintió de haberles negado anteriormente la mesa con vistas. Como penitencia recibió un Ave Mary y dos Vater nuestros y quedó en libertad.

Con permiso de la húngara, bocadillos al bolsillo.

El conductor del hotel -esloveno él- acercó a los españoles a la estación y en mitad del trayecto, claro está, también se produjo una confraternidad a la fuerza. Por supuesto era de interés público conocer la historia inmigrante del conductor. Una vez desveladas ambas historias migratorias, los españoles descartaron la posibilidad de lío entre húngara y esloveno; como si realmente les importara mucho...

Abandonados a su suerte en la góndola principal, ésta vez sin contratiempos ni olvidos inesperados, los dos españoles disfrutaron de una jornada de esquí espectacular. Al final de la misma, agotados y reventados de tanto pre-, ante-, desde-, para-, por- y apre-esquí junto, regresaron al hotel a descansar un poco y ahí, por fin, tuvo lugar el tan ansiado reencuentro.

Sí, Frau Helga, la dueña del complejo hotelero alpino, tuvo a bien pasar a saludarles. Me puedo imaginar a la nuera, al hijo, a los nietos, a la camarera y al conductor, hablando de dos españoles zumbados recién llegados que no paraban de preguntar por ella.

Llaman al teléfono de la habitación y los dos españoles, uno más que el otro, en mitad de una orgía acústica de ronquidos sin ton ni son.

- Frau Helga que ha venido a verles.-

Se hizo el silencio. Ya ven al tío Gilito embriagado de la emoción y al otro españolito, resignado, pero muerto de la risa bajando a medio vestir para saludar a Frau Helga. Besos y abrazos y mucha emoción ante el reencuentro.

A lo que en mitad de la exaltada conversación, va y le dice Helga a su hijo:

- La próxima vez que vayamos a Mallorca llamaremos al tío Gilito para que nos la enseñe.-

-¡Pero si yo vivo en Barcelona!- Respondió el tío Gilito cariacontecido.

- Bueno, pues Barcelona. Qué bonita ciudad...-  Como el tema no iba por buenos derroteros, el tío Gilito hizo un quiebro y se puso a hablar del jamón.

- La próxima vez que venga le traeré jamón Deibérica de regalo, porque el que tiene su hijo en el buffet es una mierda.- 

Así, de frente, haciendo negocios con el hijo. En cualquier caso, ahí estaban todos reunidos. Helga, el novio, el hijo, la nuera (la del canalillo), los nietos, la camarera, el conductor... y dos españoles zumbados a medio vestir charlando sobre el jamón español.

El día después amaneció nevando a todo nevar y los españoles tuvieron que regresar a Frankfurt con el navegador del coche estropeado. Esquiar, esquiar, no es que esquiaran mucho, pero me imagino que las risas que se echaron compensaron todo el fin de semana. Y oigan, que encima se han hecho íntimos de Helga y de toda su familia.

La aventura alpina, si Lola da el visto bueno, continuará en Noviembre 2014. Helga les ha reservado ya el apartamento más grande de su imperio alpino, y los españoles zumbados volverán con refuerzos.

Se cierra el telón: "Ischgl, que Dioniso nos coja confesados".




domingo, 6 de abril de 2014

El coche fantástico... Oh my God 2!

Total, que aterrizo a botes en el "Reino Unido jamás será vencido" tarde no, lo siguiente -el truco de retrasar el reloj una hora amortiguó la pena- y me dirijo raudo y veloz a recoger mi coche de alquiler. Si Lufthansa ya había hecho su gran contribución a mi estrés vital, AVIS decidió continuar con la colecta donando una hora más de retraso.

De verdad, qué nervios hice en la fila observando la parsimonia de los cuatro empleados de la famosa empresa de alquiler. ¡45 minutos de espera! Ni que fuéramos a ver a One Direction (los de... story of my life).

Cuando por fin me toca, a la colega del mostrador no se le ocurre otra cosa que preguntarme sobre la huelga de pilotos de Alemania, y sobre unos seguros adicionales que iban a hacer de mi conducción en el regio país británico una experiencia más segura y confortable...

Mi poema fue una cara o viceversa, porque la AVIS empleada entendió que se tenía que dejar de rollos y acelerar la entrega del coche. Me imagino que por haberle regalado ese poema facial, la dicharachera AVIS empleada decidió obsequiarme con el mejor coche de su flota:

Un coche francés, pese a que por contrato siempre nos tienen que proporcionar un coche de mi empresa en nómina, pero eso sí top-equipado: volante a la derecha -los ingleses y sus particularidades-, motor eléctrico, cambio automático, y una llave con super poderes electromagnéticos. ¡Suerte! y have a nice day... Esto último me lo dijo con la mejor de sus sonrisas, pero yo le entendí perfectamente un... ¡que te den!.

Les puedo asegurar que cuando uno está agotado, mi amiga neurona (Dora) se atrofia y requiere de un ejercicio especial de concentración. Y así fue.

Me siento en el coche, y me quedo pensando:

-Y ahora ¿cómo arranco el coche?-.

Un botón muy moderno de Start Stop me gritaba "push me, push me", pero -¡y dónde napias meto la llavecita! De verdad, mierda de super poderes electromagnéticos-.

Desesperado decidí concentrarme en el Navegador y darle algo de tiempo a Dora para que se relajara y reflexionara sobre la llave. El estrés del vuelo y el hecho de llegar tarde no, tardísimo, mantenía mi corazón acelerado. 

- Venga, y ahora ¿cómo se mete la dirección en este Navegador galo?. Más que nada, ¿¡dónde está el botón del navegador?!- 

Oigan, que hasta miré en la llave mágica, total ahí seguía en mi mano. Salí del coche y al primer colega que vi con un AVIS chaleco fosforito le dije:

- Excuse me. Could you please help me?. Es que soy idiota y no sé cómo funciona este coche-.

Con ayuda del intermediario, el francés -el coche vamos- y yo nos aceptamos, y pusimos rumbo a mi destino profesional. Retraso acumulado: 4h. ¡Fenomenal!

Arranco el coche. Murphy, por supuesto sentado en el asiento del copiloto con un fular en la cabeza en plan Thelma y Louise y descojonándose de mi, me imagino por lo que sabía que estaba a punto de llegar.

Giro una rotonda en obras y sí, me metí en una carretera en dirección contraria. Momento ¡¡¡Joder, joder, joder!!! Todo en perfecto español. Freno. Coche que se para, o ¡no!, no lo sé, claro como el coche era eléctrico pues no había ruido de motor alguno. La cuestión es que el coche fantástico no reaccionaba al peso del pie en mi intento desesperado por ir marcha atrás. ¡Me acordé de la oficinista de AVIS con el pelo mal teñido y de la madre que la tiñó!

- Dora, ¡concéntrate!. Venga, primero arranca. No, primero pon el freno de mano, pedal de freno pisado, botón push me push me, mete marcha atrás y presta atención-.

Entre tanto los coches pasando a mi lado en dirección contraria, y yo saludándoles con la mano (bueno realmente pedía disculpas). Pasado el trago, puse veinte sentidos a ayudar a Dora y al final conseguí llegar a mi destino.

El día laboral salió mucho mejor de lo esperado. Inesperadamente resultó ser uno de esos viajes de trabajo interesantes en grado máximo. Y al final del día, ya relajado y tomando un café con un compañero, va éste y me pregunta que si durante el camino del aeropuerto a la fábrica había visto no sé qué pueblo de la campiña inglesa. Y yo pensando:

- Sí, justo. Con mi coche fantástico de alquiler estaba yo cómo para disfrutar del paisaje...

Ya de regreso en Alemania, feliz por todo lo vivido durante estos dos días y con Dora cociéndose de calor en la olla a presión de mi cabeza, salgo del aeropuerto de Frankfurt con mi coche de verdad y de repente, en mitad de la autopista, a Dora le entra una duda existencial:

- Y ahora ¿adelanto por la izquierda o por la derecha?-.

No me lo puedo creer. ¿Me estaré volviendo loco?.

Bueno, de momento me he llevado a Dora este fin de semana a un Spa para que se relaje... (ya saben, al Aquaplex). Digamos que el último mes ha sido especialmente duro por varios motivos, pero bueno, ya saben que en esta vida de Dioniso hay solución para casi todo, sólo hay que quererlo.

Que sepan que en el pueblo todo está volviendo poco a poco a la normalidad surrealista de siempre, con todos los personajes del blog al completo, así que me despido cantando...

...because I am happy!


El hotel que me acogió en el "Reino unido jamás será vencido". Muy auténtico. Me sentí como Willy Fog.
El cabezudo de la Queen Elizabeth II. Menos mal que no me dio por pasear por las noches por los pasillos del hotel

sábado, 5 de abril de 2014

Lufthansa de huelga... Oh my God!

Lufthansa, mi aerolínea favorita –la alemanización invade mi ser- se ha puesto de huelga. Sí, queridos lectores surrealistas, los alemanes también hacen huelga. Y estos a lo grande, no se vayan a pesar. 

Todos los pilotos a una Fuenteovejuna (Lope de Vega 1612), han decidido ejercer su derecho a huelga esta semana durante tres días seguidos, cancelando casi 4000 vuelos y dejando colgados a 400000 almas de Dioniso.

Imagen robada del aeropuerto de Frankfurt

¡Anda que no ganarán euros euros dubidú los pilotitos de Lufthansa!. Me dicen, me cuentan que un piloto vetusto de Lufthansa llega a cobrar al año 260000 euros brutos. Vale, quítenle el 50% que se queda Angelika, dividan por doce y llegarán a la desmoralizante conclusión que los susodichos se llevan una alegría neta mensual superior a los once mil euros. Estos no son mil euristas, estos son oncemileuristas. Pues sí, los oncemileuristas han dicho: 

-¡Queremos más, queremos más!-

Ya saben, cuánto más tienes más quieres, pues hale, huelga que te va… Ya lo decían nuestras abuelas: el que no llora no mama. Así que haciendo caso a nuestra abuelas, me imagino a los oncemileuristas acordando en asamblea ponerse a lagrimar.  En este caso, la huelga me ha parecido flagrante y desproporcionada, pero no sé por qué me da que mi opinión se las trae al pairo. 

- ¡A que me fastidian las vacaciones de Semana Santa!-.

De momento esta semana ya he sido uno de los afectados. Y es que tenía programado un viaje de trabajo al "Reino Unido jamás será vencido" de su majestad la Queen Elizabeth II, y cuando ya estaba todo preparado, recibí un mensaje de Lufthansa en el que me confirmaban muy educadamente, faltaría plus, que mi vuelo había sido cancelado y que me buscara la vida. Pues nada, a buscarse la vida. 

Uno ya está más que acostumbrado a planes B, C… y D (como las vitaminas que me tomo diariamente). En este vida hay solución para casi todo, pero allá dónde esté, anda y que le den morcillas a Murphy...

Una vez encontrado el plan alternativo, me desplacé a mi ciudad favorita, Frankfurt. Oigan, nunca había visto el aeropuerto de Frankfurt –una de las empresas privadas más grandes de Alemania- tan vacío. Sólo veía periodistas y TV en busca de afectados. Ya me ven a mi pululando por ahí en plan…

- Si alguien me quiere hacer una entrevista, soy un afectado…-. (No hubo entrevista).

El plan B les contaré que fue un avioncito pequeñito fletado por los trabajadores de oficina de Lufthansa con carnet de vuelo que, por lo visto, han sido llamados a filas para salvar el orgullo de la compañía. Pero claro, estos oficinistas no pueden volar cualquier tipo de avión. No vean qué ilusión me hizo saberlo...

Pero no me quejaré en exceso, porque gracias a estos avioncitos y pilotos improvisados, Lufthansa ha conseguido salvar el 5% de los vuelos y este españolito ha podido... volare uoo, cantare uo oooo.

Y sí, se lo han imaginado perfectamente. Cómo se nota la falta de rodaje o pericia planeadora sobre las nubes de estos pilotos improvisados. Si a uno ya de por sí no le gusta volar, con los empleados de oficina de Lufthansa al rescate, mucho menos. Pero bueno, te tomas un par de vinos durante el vuelo, y tras unos cuantos altibajos aéreos, botes, rebotes, triples y tapones, aterrizas como buenamente puedes y gritas internamente:

- God save the Queen !!!-

Que Dios salve a la Reina (a la de España por supuesto) y a todos ustedes, mis queridos lectores surrealistas.