* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

martes, 21 de enero de 2014

La berenjena y el calabacín

Me imagino que como muchos de ustedes, mis queridos lectores surrealistas, hemos arrancado el año con un listado interminable de propósitos para el 2014. Y en cualquier ranking que se precie, por ello del culto al cuerpo, siempre hay dos objetivos "este-año-sí": deporte y alimentación. 

En mi caso particular, el primer objetivo lo tengo resuelto, soy adicto al deporte. Pero sobre el segundo, la verdad, todavía dispongo de un interesante potencial de mejora...

Terminé el año 2013 con la recomendación profesional de mi querida 'sister' de comer más legumbres y pescado pequeñito, tipo anchoas y sardinas (bajos en mercurio y ricos en no sé qué). Así que, aprovechando el viaje a mi querida "Spain-twelve points" de la semana pasada, me he traído la maleta repleta de latas de pececitos y de... fabada asturiana, cocido madrileño, y lentejas con chorizo.

!Qué vivan las legumbres! y sobre todo ¡qué vivan esos trozos de chorizo y pacenta que siempre las acompañan! Cupo de legumbres cubierto para el mes de Enero.

La asignatura de "verduras" la llevo algo peor. El otro día paseaba por el supermercado con mi carrito, tralará, tralarito, y al lado de la menta que antaño compraba para San Mojito -este año me he pasado al gin tonic con chirimoyas- observé dos carteles: Aubergine y Zucchini.

Y ahí estaban ellas, las berenjenas, todas moradas y relucientes, y sus primos hermanos los calabacines con un intenso color verde que te quiero verde (como si yo lo distinguiera). Y me dije a mi mismo:

"¿Por qué no? ¡a la cesta! y ya se me ocurrirá cómo cocinarlos..."


Berenjena de España y calabacines de Marruecos.

Después de tenerlos a los pobres helados de frío en el frigorífico durante más de una semana -se me olvidó que tales productos existían en mi frigorífico- ayer los encontré y los rescaté de su gélido secuestro. El rescate parece que llegó a tiempo, porque no tenían mala cara del todo...

Los duché, los rebané, y les hice un tratamiento de piel a base de aceite de oliva y calor. ¿Para qué complicarme más la vida ?

Para la espera me preparé unas olivitas rellenas de anchoa (recomendación), queso de la tierra de mi cuñado, jamoncito, fuet, pan con tumaca y ajo... Ya saben ustedes: la dieta ibérica.

Total, que a las 4 horas, mi apetito más que saciado, percibo un olor a humo en la cocina:

¡¡¡¡Neinnnnnnn!!!!! (el no espontáneo ya me sale en alemán).

Un funeral: Los calabacines y la berenjena habían muerto calcinados. Pobres...

RIP (rest in peace)

Intento fallido. Pero esto es sólo el principio de una bonita relación, porque les aseguró que volveré a intentarlo. Los objetivos de año nuevo son para cumplirlos ¿no?.

Así que ya saben...

Palabra y fuerza de voluntad.


P.D. Si alguno de mis queridos lectores surrealistas tiene a bien dejarme una receta en la zona de comentarios, estaré muy agradecido.

1 comentario:

  1. EL contrapunto del Oeste22 de enero de 2014, 15:20

    Jajajaja!! ¡Lo que me he reído! Las dos veces, porque, encanada, no se me ha ocurrido otra cosa que relerlo y la segunda ha sido aún peor.

    ResponderEliminar

Expláyese con libertad y deje aquí su comentario: