* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

domingo, 6 de abril de 2014

El coche fantástico... Oh my God 2!

Total, que aterrizo a botes en el "Reino Unido jamás será vencido" tarde no, lo siguiente -el truco de retrasar el reloj una hora amortiguó la pena- y me dirijo raudo y veloz a recoger mi coche de alquiler. Si Lufthansa ya había hecho su gran contribución a mi estrés vital, AVIS decidió continuar con la colecta donando una hora más de retraso.

De verdad, qué nervios hice en la fila observando la parsimonia de los cuatro empleados de la famosa empresa de alquiler. ¡45 minutos de espera! Ni que fuéramos a ver a One Direction (los de... story of my life).

Cuando por fin me toca, a la colega del mostrador no se le ocurre otra cosa que preguntarme sobre la huelga de pilotos de Alemania, y sobre unos seguros adicionales que iban a hacer de mi conducción en el regio país británico una experiencia más segura y confortable...

Mi poema fue una cara o viceversa, porque la AVIS empleada entendió que se tenía que dejar de rollos y acelerar la entrega del coche. Me imagino que por haberle regalado ese poema facial, la dicharachera AVIS empleada decidió obsequiarme con el mejor coche de su flota:

Un coche francés, pese a que por contrato siempre nos tienen que proporcionar un coche de mi empresa en nómina, pero eso sí top-equipado: volante a la derecha -los ingleses y sus particularidades-, motor eléctrico, cambio automático, y una llave con super poderes electromagnéticos. ¡Suerte! y have a nice day... Esto último me lo dijo con la mejor de sus sonrisas, pero yo le entendí perfectamente un... ¡que te den!.

Les puedo asegurar que cuando uno está agotado, mi amiga neurona (Dora) se atrofia y requiere de un ejercicio especial de concentración. Y así fue.

Me siento en el coche, y me quedo pensando:

-Y ahora ¿cómo arranco el coche?-.

Un botón muy moderno de Start Stop me gritaba "push me, push me", pero -¡y dónde napias meto la llavecita! De verdad, mierda de super poderes electromagnéticos-.

Desesperado decidí concentrarme en el Navegador y darle algo de tiempo a Dora para que se relajara y reflexionara sobre la llave. El estrés del vuelo y el hecho de llegar tarde no, tardísimo, mantenía mi corazón acelerado. 

- Venga, y ahora ¿cómo se mete la dirección en este Navegador galo?. Más que nada, ¿¡dónde está el botón del navegador?!- 

Oigan, que hasta miré en la llave mágica, total ahí seguía en mi mano. Salí del coche y al primer colega que vi con un AVIS chaleco fosforito le dije:

- Excuse me. Could you please help me?. Es que soy idiota y no sé cómo funciona este coche-.

Con ayuda del intermediario, el francés -el coche vamos- y yo nos aceptamos, y pusimos rumbo a mi destino profesional. Retraso acumulado: 4h. ¡Fenomenal!

Arranco el coche. Murphy, por supuesto sentado en el asiento del copiloto con un fular en la cabeza en plan Thelma y Louise y descojonándose de mi, me imagino por lo que sabía que estaba a punto de llegar.

Giro una rotonda en obras y sí, me metí en una carretera en dirección contraria. Momento ¡¡¡Joder, joder, joder!!! Todo en perfecto español. Freno. Coche que se para, o ¡no!, no lo sé, claro como el coche era eléctrico pues no había ruido de motor alguno. La cuestión es que el coche fantástico no reaccionaba al peso del pie en mi intento desesperado por ir marcha atrás. ¡Me acordé de la oficinista de AVIS con el pelo mal teñido y de la madre que la tiñó!

- Dora, ¡concéntrate!. Venga, primero arranca. No, primero pon el freno de mano, pedal de freno pisado, botón push me push me, mete marcha atrás y presta atención-.

Entre tanto los coches pasando a mi lado en dirección contraria, y yo saludándoles con la mano (bueno realmente pedía disculpas). Pasado el trago, puse veinte sentidos a ayudar a Dora y al final conseguí llegar a mi destino.

El día laboral salió mucho mejor de lo esperado. Inesperadamente resultó ser uno de esos viajes de trabajo interesantes en grado máximo. Y al final del día, ya relajado y tomando un café con un compañero, va éste y me pregunta que si durante el camino del aeropuerto a la fábrica había visto no sé qué pueblo de la campiña inglesa. Y yo pensando:

- Sí, justo. Con mi coche fantástico de alquiler estaba yo cómo para disfrutar del paisaje...

Ya de regreso en Alemania, feliz por todo lo vivido durante estos dos días y con Dora cociéndose de calor en la olla a presión de mi cabeza, salgo del aeropuerto de Frankfurt con mi coche de verdad y de repente, en mitad de la autopista, a Dora le entra una duda existencial:

- Y ahora ¿adelanto por la izquierda o por la derecha?-.

No me lo puedo creer. ¿Me estaré volviendo loco?.

Bueno, de momento me he llevado a Dora este fin de semana a un Spa para que se relaje... (ya saben, al Aquaplex). Digamos que el último mes ha sido especialmente duro por varios motivos, pero bueno, ya saben que en esta vida de Dioniso hay solución para casi todo, sólo hay que quererlo.

Que sepan que en el pueblo todo está volviendo poco a poco a la normalidad surrealista de siempre, con todos los personajes del blog al completo, así que me despido cantando...

...because I am happy!


El hotel que me acogió en el "Reino unido jamás será vencido". Muy auténtico. Me sentí como Willy Fog.
El cabezudo de la Queen Elizabeth II. Menos mal que no me dio por pasear por las noches por los pasillos del hotel

1 comentario:

  1. El contrapunto del Oeste6 de abril de 2014, 12:11

    Hahaha! Und wie schläfst du? Partida de la risa con tus angloaventuras.
    http://www.youtube.com/watch?v=9qA3tll5Bmg
    Schön, that happiness :)

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