* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

jueves, 10 de julio de 2014

Barcelona: a a a a a a a

A saber cómo les ha dado por leer el título del post a mis queridos lectores surrealistas...

Les diré que fue escrito espontáneamente al son del bel canto de Monserrat Caballé & Freddie Mercury. Y ustedes dirán, a este españolito se le va cada vez más la Topf (olla). Pues sí. Bueno no, tampoco es para tanto. Simplemente me ha dado por soltar unas notas al aire recordando el gran fin de semana vivido en Barcelona entre risas y amigos: El gran tío Gilito, conde de Barcelona; mi querida Bert, emperatriz de Japón; y los "siempre ahí" Teufelcillo & Pedro, Königen de Frankfurt.

Este blog, más que hablar sobre el pueblo en Alemania del Este, se está transformado en un blog viajero dicharachero. Pero es que, de verdad, el pueblo ya no da mucho más de sí y el trabajo tiene a Dora ahumando... Así que, por unanimidad dictatorial, he decidido activar el modo "hay que salir del pueblo" para aguantar como sea el tiempo que me quede por estos lares.

La fecha de partida de este españolito es el secreto mejor guardado del mundo, tan secreto que ni siquiera la sé yo. En cualquier caso, ya les adelanto que ese día significará la clausura de éste nuestro querido y surrealista blog. Ay pena, penita, pena, pena, pena de mi corazón...  no por abandonar el pueblo, que no, si no por la clausura del blog. En el fondo le he cogido cariño... al blog, bueno y al pueblo también.Pero vamos, no adelantemos acontecimientos y disfrutemos del sol condal independentista catalán. Abróchense los cinturones que despegamos:

El viernes pasado por la noche nos montábamos mis queridos "siempre ahí" y este españolito en un avión de una compañía de bajo coste. Uno es socio co-fundador de Lufthansa (vamos que tengo tarjeta miles&more) y no sé todavía muy bien cómo, ni en qué momento, decidí comprar un billete low-cost. Oigan, un vuelo fascinante.

Retraso de una hora y media. Turbulencias durante la mayor parte del vuelo. Tormenta en la lejanía que decide iluminarnos el camino vuelo. Silencio tenso en la recamara con los asideros de los asientos llenos de manos. Mi querida "Teufelcillo" sumida en un cierto estado de inquietud. La azofaifa canaria, Laura -guapa y divertida como ella sola- activando la respuesta estándar de manual:

- No se preocupen. Estamos pasando una zona de turbulencias.

Pues ya dura. Si te pusieras ahora a explicar las normas de seguridad -salida de emergencia al fondo a la derecha- ya verías como la gente te prestaba atención y todo...


Gracias por recordarnos que tenemos que respirar...
No se pierdan los monigotes... Funny jumping!
A lo que, en mitad de la tensión recibo la llamada de Dioniso:

- Laura, ¡menudo vuelo nos estáis dando! Venga, sácanos unos vinitos que esto hay que animarlo. 

Oigan, que una de dos: o el colega Faustino contribuyó a que desaparecieran los vaivenes del avión, o éstos realmente desaparecieron. La cuestión es que al final "Teufelcillo" se quedó frita y Pedro y este españolito nos dedicamos a hacer un reportaje fotográfico para el National Geographic..

"El Fausto" lo escribió Goethe. "El Faustino" lo creó alguien en La Rioja hace 150 años.

Venga adivinen. Yo veo una especie de cabeza de dragón... (¿será el  Faustino?)

El aterrizaje, como no podía ser de otra manera, lo realizamos con un ligero exceso de velocidad y tirando del freno de mano; me imagino que en un intento por no salirnos de la pista. Gracias piloto. Total, que nos alegramos y mucho de llegar a Barcelona: 1) por el fin de semana que estaba a punto de comenzar; y 2) por salir de ese simulador de turbulencias en pruebas...

Ya en el aeropuerto nos esperaba el gran Tío Gilito, conde de Barcelona, que nos llevó a cenar a la Cervecería Catalán (muy muy recomendable) donde nos íbamos a re-encontrar con mi querida Bert, emperatriz de Japón.

Comenzaba el deleite de todo tipo de exquisiteces gastronómicas varias coronadas por unas deliciosas gambas al ajillo y un espectacular vino blanco (Saltimbanqui). Estamos cenando a  la una de la madrugada. Vamos, igualito que en mi pueblucho de Alemania... del Este, donde a las seis de la tarde salen los fantasmas a pasear por la calle principal.

Después de cenar, todavía con el "look" de turistas procedentes de Alemania -flip-flops llenos de cristales- decidimos ir a tomar una copa etílica y nos dieron, la una, las dos y las tres.... y desnudos al anochecer nos encontró la luna. ¡Tampoco se lo vayan a creer todo al pie de la letra!

Pero digamos que arrancamos el fin de semana a lo grande.

Les dejo con la canción que me despertó:  BAILANDO

Continuará...




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