* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

martes, 31 de marzo de 2015

La aventura americana: resacón en Las Vegas



Termino de hacer el check-out. Me dispongo a abandonar el monumental hotel de las Vegas donde me he hospedado. Dora sigue embriagada de lujo, artificialidad y desfase. Con mi "look" de turista español residente en un pueblo de Alemania... del Este pero reintegrado temporalmente en el calor de la costa Oeste americana, paseo mi maletita, tralará, tralarita, mientras cruzo el casino dirección al parking.

- No puedes irte de Las Vegas sin haber jugado algo en el casino. Noto al demonio rojo sobre mi hombro derecho animándome a probar suerte.

- Déjate de tonterías. Avanza sin parar y sal cuanto antes de este lugar ludópata y vicioso. El demonio blanco en el otro hombro me conmina a hacer todo lo contrario. ¡No mires las mesas! 

Se pueden imaginar ustedes quién ganó la batalla de hombros.

Tras mucho analizar y observar la situación, decido decantarme por una mesa de ruleta que está vacía, en un intento infructuoso por pasar desapercibido. El demonio rojo salta de felicidad. 

Han sido treinta y cinco fichas, a 1$ la respuesta acertada, digo la ficha, hacen un total de 35$.

Sin presentaciones ni nada empiezo a distribuir fichas sobre la mesa en plan novato avanzado. No me sé las normas de la ruleta pero vamos, yo distribuyo las fichas con mucho arte y decisión. Tanta, que hasta me entran ganas de redistribuirlas cuando la bolita ya está rodando. La mirada fulminante del croupier me hace desistir del intento. Desaparecen las fichas de la mesa.

- Pero, ¿qué número ha salido? No me he enterado de nada. En fin... volvamos a intentarlo y por favor presta un poquito más de atención.

De repente aparece en escena el típico guaperas americano con su espectacular novia rubia, copa en mano ambos dos -son las 12 del mediodía- y se sientan en mi misma mesa.

- Joder, si yo lo que quería es jugar solo y pasar desapercibido.

El colega hace una montañita de fichas en el color rojo y me pide "please brother" que ponga una en el número 5, que casualmente está en mi extremo de la mesa. Observo que sus fichas son de ¡100$! A esto se le llama: restregar.

- ¡Seré pobre! Bueno, tú a lo tuyo... A seguir demostrando tu veteranía en el juego.

Sale un número rojo y el americano guay se lleva premio. Su novia emite un gritito de alegría. -Wow! Great! 

- ¡Será pija! Recibo también alguna ficha de premio pero no tengo ni idea porqué, ni si he recibido la cantidad correcta. -Ah, pues muy bien. Lo que se dice tener la situación controlada.

En la siguiente jugada -a la tercera va la vencida- decido copiar al guaperas y apostar por un color: rojo o negro. Adivinen la probabilidad de victoria. De repente me suelta el croupier:

- Nou, nou, nou... para poder jugar a color, la jugada tiene que ser a partir de 50$. 

Si quería pasar desapercibido y no quedar como novato, desde luego no voy por el buen camino.

- Ah! OK, no problem! Saco un billete de 50$ -de sobrado por la vida- y recibo dos fichas gemelas. -Yo que quería hacer una montañita... Tal cual me las da, las coloco en el color negro. El guaperas americano me copia la jugada; ha debido de percibir el aura de la diosa Fortuna sobre mis propiedades. Cómo no, él sí que hace una montañita... Observo el rectángulo negro con mi mini casita y anexo un rascacielos todo poderoso. La ley del más fuerte.

Se pone la bolita a rodar y realmente no me da tiempo ni de rezar a Dioniso, ni de visualizar, ni de nada... A lo que me quiero dar cuenta, la bolita se ha posado  de nuevo sobre un número rojo.

- ¡Mierda en inglés! Literal. 

Me levanto. Me pongo la mochila en la espalda y, así como quien no quiere la cosa, desaparezco. El demonio blanco se descojona regocija abiertamente.

Una cosa me ha quedado clara, creo. El guaperas y su novia no eran actores, ¿no?

Ya ven, resacón en Las Vegas: 85$ en 5 minutos.  

P.D. Minutos después recibiría el whatsapp de una buena amiga diciéndome que lo apostara todo al rojo.





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